Dentro de la obra del académico D. Juan Aranda Doncel “Historia de la Semana Santa de Montoro” se nos indica que la creación de coros y capillas musicales, así como su incorporación a los desfiles procesionales, tiene lugar durante el siglo XVII y primer tercio del siglo XVIII, por lo que es en ese momento cuando lo hallaremos integrados en los desfiles procesionales de Montoro hasta la actualidad.
Los últimos estudios de José Ortiz García, Cronista Oficial de Montoro, nos acercan más aparte de su historia, ya que hasta la primera mitad del siglo XVIII la iglesia se encargaba del pago a cantores y ministriles de los Salmos y las Pasiones en el interior de los recintos religiosos, pero, por alguna razón que desconocemos, dejaron de hacerlo. Será en ese momento cuando -con toda probabilidad- los cantores salieran a la calle a interpretar sus melodías ante las imágenes de la Pasión, formándose estas agrupaciones de música a capella en la fecha indicada. A pesar de ello, en el siglo XIX volvemos a encontrar las Salmodias, cantos de la Angelica (posible confortación del Ángel), Miserere y Pasiones en el interior del templo mayor de Montoro.
Según fuentes orales existieron multitud de coros con diferentes letras y similares entonaciones delante de las imágenes del Cristo de la humildad, Ecce Homo, Padre Jesús Nazareno, María Stma. de los Dolores y de la Misericordia.
Con la llegada de la contienda bélica los coros desaparecen y muchas de sus letras se olvidaron por perderse parte de sus integrantes bajo el suplicio de las balas, o bien porque las personas más mayores que llevaban el timón de este tipo de agrupaciones fallecieron víctimas de los tiempos sangrientos en los que se sumergió España desde 1936 a 1939.
Tras la Guerra Civil, y debido a las restricciones políticas y militares establecidas en todos los municipios y ciudades de España, el control de reuniones estaba restringido y prohibido sin permiso gubernativo, por lo que en 1941 algunos integrantes solicitaron poder reunirse en la actual C/ Criado Hoyo para poder ensayar el canto del Benedictus y el Stabat Mater, cuestión que fue concedida de forma positiva.
Tras varias décadas de inflexión y escasez de sus miembros, los cuales incluso fueron tratados con sorna por su canto peculiar, en 1982 toma un impulso gracias a la incorporación de nuevos miembros de gran juventud que perfilaron las letras y ajustaron la musicalidad. De este modo, el Et Erexit, Quando Corpus, Stabat Mater, etc., comenzaron a tener más adeptos de detractores culturales, comenzando a emerger de un gran tiempo de postración que fue salvada por personas populares que no dejaron caer esta ancestral tradición desde la posguerra a la Transición.
En 1992, gracias a la labor llevada a cabo por Juan Antonio Espino Criado y Bartolomé Ruiz Calero, se recuperó el canto del Miserere que, aunque muy popular en la liturgia – incluso cantado melodiosamente por los sacerdotes durante el acompañamiento de los difuntos hasta su despedida a las afueras del pueblo y conocido vulgarmente como “Gori Gori” (hecho que duró hasta 1986 aprox. en el barrio de la Silera) – no se conocía la entonación ancestral que fue transmitida por Diego Madueño “El Batanero”.
Hoy el Coro goza de gran estima por el pueblo, siendo una de las partes más ancestrales de la Semana Santa y del barroquismo que ha llegado hasta nuestros días.